La enumeración de todos, los alimentos es tan ardua, si no imposible, como estéril. Bástenos consignar que el hombre, a cuya alimentación nos referimos principalmente, toma sus alimentos de los tres reinos de la naturaleza y que por lo tanto, los alimentos se dividen en animales, vegetales y minerales.
Además, no siempre se usan los alimentos tal como la naturaleza les ofrece; muy al contrario, el hombre los hace experimentar numerosos cambios que modifican sus condiciones, no sólo organolépticas, sino su digestibilidad y condiciones de absorción, lo que constituye un arte empírico, que no debe olvidar las prescripciones de la higiene; pero por muy modificados que lleguen los alimentos a la mesa del Rey de la Creación, siempre es posible reducirlos a los tres órdenes de principios alimenticios que hemos consignado mas arriba, los albuminóideos, los no nitrogenados grasos y feculentos y los minerales.
Los alimentos de origen animal contienen tres tipos de principios alimenticios o nutritivos; las sustancias albuminóideas, las grasas y las minerales, faltando casi completamente los principios hidrocarburados.
En los alimentos de origen vegetal, las sustancias nitrogenadas ocupan un lugar secundario, predominando los hidratos de carbono, almidón, azúcar, gomas, y las grasas en algunos. Contienen siempre principios minerales.
El cloruro de sodio, el fosfato de cal, la potasa en estado de sal, el hierro, etc., forman parte de casi todos los tejidos y líquidos orgánicos y son eliminados por las orinas incesantemente, debiendo ser reemplazados, por consiguiente mediante la alimentación. Otro tanto ocurre con el agua.
Pero los alimentos minerales difieren de los de origen orgánico en que no siguen el mismo ciclo a través da las transformaciones nutritivas. Ejercen une función plástica indudable, son al mismo tiempo la condición necesaria de los cambios fisicoquímicos de las sustancias orgánicas; pero su composición más sencilla da cuenta de su mínima importancia como generadores de fuerza.
No se piense por esto que es secundaria su significación en el organismo; la dieta de sustancias minerales ocasiona la muerte con igual certeza que la dieta absoluta, según se infiere de los experimentos de J. Fórster.
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