Alimentación y aparato digestivo de las aves

Las aves tragan enteros los alimentos, pues carecen de dientes; así, aun cuando existen glándulas salivales, la insalivación no tiene lugar en realidad en la cavidad bucal, pues el alimento no es triturado antes de la deglución.

En los más de los casos el alimento queda detenido desde luego en una dilatación del esófago llamada buche y sufre en ella una primera digestión; en otros casos llega inmediatamente al ventrículo sub-centuriado. Este, que también es un ensanchamiento de la porción inferior del esófago, tiene las paredes muy ricas en glándulas y siempre más delgadas que las del verdadero estómago o molleja.

En las especies carnívoras, el estómago tiene las paredes delgadas; en las que observan un régimen vegetal son por el contrario muy gruesas y musculosas, estando el interior tapizado por una membrana dura y plegada que, contrayéndose bajo la acción de los robustos músculos, sirve para triturar los alimentos, en unión de los granos de arena y de las piedrecillas que traga con aquéllos.

En el intestino falta el grueso, exceptuando los avestruces que presentan algunos vestigios de él; el recto se ensancha mucho en su terminación, formando la cloaca en que desembocan los dos uréteres y los conductos seminíferos o los oviductos.

El bazo es pequeño, y en cambio el páncreas y el hígado, que ofrece granulaciones duras y está dividido en lóbulos, son muy voluminosos; los riñones son largos, anchos y lobulosos, y la vesícula biliar bastante grande.

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