Aguas minerales ferruginosas

Por la actividad que suscitan en todos los tejidos y por el elemento importante que suministran para la formación de los glóbulos rojos de la sangre, han sido calificadas estas aguas de tónicas y reconstituyentes.

Las acciones asimilatrices y las fuerzas musculares adquieren más especialmente por su influencia una estimulación mayor.

Aumentan las secreciones gástricas, excitan el apetito y facilitan las digestiones.

Tomadas en exceso producen sensación epigástrica de peso y aun dolor, cefalalgia y fenómenos cefálicos congestivos; al mismo tiempo se presenta estreñimiento pertinaz o diarrea con dolores intestinales. Los sujetos sanguíneos son más propensos a estos accidentes.

Las cámaras toman color negruzco. El corazón y las arterias baten con mayor fuerza y velocidad; el calor general se aumenta, la respiración se hace más fácil y vigorosa y la sanguificación es más perfecta; los órganos genitales adquieren mayor excitabilidad y fuerza; la piel se colora más intensamente, y todo el organismo participa de esta ampliación de la vida.

Cuando al hierro van unidos otros principios alcalinos la secreción urinaria aumenta.

Están indicadas las aguas ferruginosas en la cloro-anemia, en la anemia consecutiva a las grandes hemorragias o a los partos laboriosos; en la convalecencia de las enfermedades graves; en las caquexias acompañadas de gran agotamiento; en la atonía general; en la atonía gastro-intestinal y en la de los órganos génito-urinarios; en el catarro de la vejiga, en el uterino, en la leucorrea y dismenorrea que acompañan a estados de debilidad general; en la diarrea crónica, disentería y esterilidad.

Las aguas ferruginosas ligeras y las más carbónicas pueden ser empleadas con más utilidad en ciertos tísicos sin fenómenos de agudeza; en las enfermedades nerviosas ligadas a un estado cloro-anémico; en las parálisis del mismo orden; en la melancolía e hipocondría simples, sin fenómenos de congestión cerebral; en las fiebres intermitentes y en los infartos consecutivos del bazo y del hígado; en las hemorragias pasivas; en las neuralgias, y finalmente en todos los estados complicados con miseria fisiológica.

Son contraindicadas en la plétora, la disposición a fenómenos congestivos o hemorrágicos, el cáncer de las vías digestivas o urinarias.

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