Aguas minerales azoadas

En la mayor parte de las clasificaciones no se mencionan las aguas azoadas. Contiénenlas, sin embargo, la del Dr. Rubio y las conservan en las suyas el Dr. Taboada, el Dr. Gama López y el Dr. Nadal, cuya obra ha sido revisada por el Dr. Robert.

Hay, en efecto, aguas en que la cantidad de nitrógeno libre es considerable, predominando sobre una mineralización exigua. En este caso, los efectos fisiológicos del nitrógeno o ázoe son bien marcados y por las aplicaciones particulares de estas aguas, deben segregarse de los demás grupos de aguas minerales.

En España existen bastantes aguas sulfurosas con gran cantidad de nitrógeno; pero donde pueden estudiarse bien los efectos de este agente es en las aguas de Panticosa, cuya mineralización es tan débil, que desprendido el gas pueden usarse como potables.

Ingeridas antes de que pierdan este gas, ocasionan a veces sensación de plenitud y de peso en el epigastrio; otras veces, y es lo más general, no producen molestia alguna y son muy digestivas.

Son además diuréticas y a las dos horas de su ingestión hacen alcalina la orina.

Producen cierta languidez general y poca disposición para el ejercicio.

Favorecen la respiración y la expectoración.

Disminuyen la frecuencia del pulso y aumentan la de la respiración.

Disminuyendo proporcionalmente el oxígeno inspirado, constituye una atmósfera medicinal cuyos efectos terapéuticos son bien manifiestos.

Sus indicaciones principales son las hemoptisis, tuberculización pulmonar, catarros bronquiales y laríngeos, asma, enfermedades del hígado y del estómago.

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