Aforo de los ríos

El aforo de los ríos, canales, etc., consiste en determinar el volumen líquido que atraviesa en un segundo una sección transversal de la corriente de agua que se considere. Este volumen se obtiene multiplicando la velocidad de la corriente por la superficie de la sección, tomada perpendicularmente a la dirección de la corriente.

En los canales, la determinación de la superficie de la sección es fácil y puede obtenerse con bastante exactitud, pues por punto general está bien determinada la profundidad del líquido y forma de la sección transversal.

En los ríos se obtiene por medio de la sonda, con la cual se averigua la profundidad del agua en distintos puntos de un plano perpendicular a la corriente, y de este modo se puede dibujar, con la suficiente aproximación, la forma de la sección; y determinadas sus magnitudes, es sencillo averiguar su superficie.

La velocidad se determina por medio de unos aparatos llamados hidrómetros, de los cuales el más usado es el de Woltmann, con el que puede apreciarse la velocidad a una profundidad cualquiera.

La velocidad de las corrientes no es igual en todos los puntos de una misma sección, pues disminuye a medida que se consideran puntos próximos al fondo o a las paredes del lecho; la parte a que corresponde la mayor velocidad, es la superficie en el sitio correspondiente a la mayor profundidad; en el fondo es siempre menos de la mitad que en la superficie.

La velocidad en la superficie puede medirse muy fácilmente: para esto no hay más que colocar sobre el líquido un flotador, es decir, un cuerpo, cuyo peso específico sea poco menor que el del agua, como un pedazo de madera, una bola hueca, etc., y determinar el número de segundos que emplea dicho flotador en recorrer una distancia medida de antemano. Dividiendo el número de metros recorridos por los segundos empleados, se obtiene la velocidad aproximada.

El aforo de los ríos es una operación de mucho interés para saber la cantidad de agua que puede tomarse de un río sin perjudicar a la navegación, si el río fuese navegable, y también para repartir el agua con pleno conocimiento, según las necesidades de la agricultura, de la industria y del consumo general de las poblaciones.

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