Como hay relación constante entre el volumen y el peso de los animales cuando pertenecen a una misma variedad y a una misma casta, por analogía se entiende también por aforar los animales el cálculo de su peso por la determinación de su volumen.
Varios son los procedimientos que en esta última época se han adoptado para conocer en vivo el peso de las reses, especialmente las cebonas, deduciendo de este peso el neto que las corresponde, teniendo en cuenta las pérdidas por extracción de la sangre, por evaporación y por otras causas que las reses experimentan después de sacrificadas en el matadero.
Los procedimientos empleados para el aforo de los animales pueden reducirse a cuatro, a saber: el de la cinta de Dombasle, las tablas de Quetelet, el método inglés y el método alemán.
Todos ellos se basan naturalmente en los datos recogidos directamente empleando la báscula, que es el más sencillo y el más recomendable siempre que se pueda aplicar. Para obtener el peso de los animales por este sistema, se coloca la res viva en la báscula: se apunta, el peso que da o sea su peso bruto, y siempre que se haya adoptado la precaución de pesar el animal en ayunas, se deducirá el peso neto total, con arreglo a estas bases que ha acreditado la experiencia.
Por cada 100 kilogramos de peso dan las reses los siguientes productos de las reses:
Bueyes y vacas flacas.
Carne neta. 45 a 50
Sebo. 2 a 3
Piel. 7 a 8
Bueyes y vacas a medio cebar.
Carne neta. 50 a 55
Sebo. 4 a 6
Piel. 6 a 7
Bueyes y vacas cebadas.
Carne neta. 55 a 60
Sebo. 6 a 10
Piel. 6 a 7
Terneras.
Carne neta. 50 a 60
Piel. 8 a 10
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