Pues a algo de esto da lugar la cuestión presente. Para Beauzée, segun hemos visto arriba, el adverbio implica hábito, y el modo adverbial, acto; para Lafaye, el adverbio implica subjetividad, y el modo adverbial, objetividad.

Vamos, pues, a probar con un solo ejemplo de un clásico francés, y otro de un clásico español, contundentes ambos, que verificándose en ellos cabalmente todo lo contrario de lo que se sienta en dichos dos supuestos, falsean éstos por su base; y sea Fenélon, ya que lo cita Lafaye en comprobación de su aserto, el primero que eche por tierra toda la máquina de sus delirios acerca del particular que nos ocupa en esta ocasión.

Abrimos, en su consecuencia, el Telémaco, y en sus primeras líneas leemos:

“Ses cheveux noués par derriére NÉGLIGEAMMENT, mais AVEC GRACE.”

Sea que el cabello de la diosa Calipso estuviera siempre (hábito), o ahora por casualidad (acto) atado a la espalda DESALIÑADAMENTE, aunque CON GRACIA, desentiéndese aqui Fenélon de semejante circunstancia, cuando a igual propósito usa promiscuamente ambas formas, a saber: el adverbio, y el modo adverbial; y siendo así que el caso presente es objetivo (el cabello), no hace más aprecio de él el autor que si fuera subjetivo (la diosa), vista la susodicha amalgama fusión en un mismo supuesto.

Dice Cervantes en su Quijote (o mejor dicho, decía, porque la Inquisición se apresuró a borrarlo), que:

“…las obras de caridad que se hacen TIBIA y FLOJAMENTE, no tienen mérito ni valen nada.”

Aquí, como se ve, no se trata de hábito, sino de acto, y, sin embargo, no se emplea el modo adverbial, sino el adverbio, así como se trata de objeto, y no de sujeto, en que, según Lafaye, debía usarse el modo adverbial; de todo lo cual se deduce que, siendo sinónimos rigurosos ambas formas, al buen gusto toca decidirse por una de ellas preferentemente, o por ambas a la vez, pues, en igualdad de circunstancias, sería preferible el decir, v. g., comportóse INDECENTEMENTE con Diego, a comportóse CON INDECENCIA con Diego.

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