Acomodándose a este nuevo modo de considerar la pintura, los acuarelistas hicieron esfuerzos para ensanchar el campo de sus procedimientos. Los ingleses, que en materia de arte sólo siguen las inspiraciones de su fantasía, fueron los primeros que concibieron el propósito, no sólo de dar brillo y vigor a la acuarela, sino también de hacerla rivalizar con la pintura al óleo.
Considerándose desairados porque en las exposiciones anuales de Somerset-House no se admitían más que pinturas al óleo, trataron de organizar exhibiciones especiales de sus obras, y con este objeto formaron la hoy célebre asociación que lleva el nombre de Sociedad de pintores acuarelistas (Society of painters in water colours). Esta sociedad consintió en un principio en admitir en sus salas cuadros al óleo, acaso con el vanidoso propósito de manifestar que no se temía el parangón entre ambos géneros de pintura; pero cuando adquirió más desarrollo, construyó la galería Pall-Mall reservada exclusivamente para las exposiciones de acuarelas.
En aquella época, esto es, hacia el año 1823, los artistas ingleses que más sobresalían en este género eran Prout, Dewint, Cristoll, Wright y algunos otros.
Ya la acuarela había progresado hasta el punto de poderla emplear en la representación de los asuntos históricos de grandes dimensiones, y después fueron tales sus adelantos, que se puede decir sin temor de equivocarse que las producciones de los acuarelistas ingleses fueron las que principalmente sustentaron con gloria la bandera del arte británico en las exposiciones europeas.
Últimamente la pintura al óleo hizo también allí grandes progresos, y Wilkie, Lawrens, Landseer y otros iniciaron la resuelta y acertada marcha del arte que hoy siguen, cosechando lauros muy merecidos, Watts, Poynter, Phillip, Millais, Calderon, Pettie, Masón, Leighton, Leslie, Hodgson, Goodall, Fritli, 13oughton y otros no inferiores a éstos.
Gracias a los considerables perfeccionamientos realizados por los acuarelistas, así en la preparación de los colores como en la manera de combinarlos, éstos por su parte no se han quedado atrás, y han conseguido dar a sus obras un brillo y una riqueza de tonos verdaderamente prodigiosos; así en las públicas exposiciones se ha visto hasta qué punto rivalizan con los grandes coloristas al óleo, los acuarelistas Walker, Lewis, Boyce, Watson, Taylor, Fripp, Gilbert, etc.
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