Adaptaciones de las plantas por aclimatación

Pero aun cuando todo esto es efectivamente cierto, no parece que haya en ello motivo para negar la aclimatación; el que haya ciertamente casos en que plantas de unas regiones puedan vivir en otras sin que hayan tenido que experimentar modificación alguna para adaptarse a las nuevas comarcas, no supone en manera alguna la imposibilidad de que haya plantas que puedan pasar de un clima a otro, mediante una verdadera aclimatación. Y lejos de haber semejante imposibilidad, puede afirmarse a priori que la aclimatación de las plantas en regiones climatológicas distintas de aquellas de donde son propias es posible.

Efectivamente, la experiencia de todos los días muestra que mediante los cuidados de cultivo y una selección bien entendida, se obtienen modificaciones muy notables en las plantas; los jardineros creando las variedades de flores dobles, los hortelanos mejorando las especies comestibles, los arboricultores creando variedades de frutales cada vez más apreciadas, muestran que los vegetales son sensibles a las acciones externas, modificándose sin perecer, para adaptarse a las condiciones a que se les somete, diferentes de las naturales.

Si esto es así, es evidente que se pueden obtener modificaciones en las plantas en vías de conseguir en ellas alguna más resistencia a los efectos del clima, y que por los medios indicados de cultivos especiales y de selecciones cuidadosas se podrá obtener de una planta dada, razas distinguidas en que se puedan ir acentuando determinados caracteres de resistencia en un sentido determinado.

Así se ve, por ejemplo, que el trigo y el guisante de nuestros climas, sembrados en las regiones tropicales, se desarrollan muy mal; se produce mucho desarrollo foliáceo, pero la flor aparece muy rara vez, la cosecha obtenida es raquítica y mezquina en extremo; sin embargo, recogidos los escasos granos producidos y sembrados, dan ya una cosecha más abundante, y a la tercera o cuarta generación, ya dan cosechas perfectas.

Las plantas de los países tropicales, al tratar de ser aclimatadas en las regiones templadas, experimentan a veces cambios muy notables que prueban la tendencia del vegetal a adquirir condiciones más en armonía con los nuevos climas; así se ve que las plantas arborescentes en los trópicos, en las regiones templadas se hacen herbáceas, y en un solo verano recorren todas las fases de su vegetación, como sucede con el ricino.

Sucede efectivamente que al trasportar de las zonas cálidas a las templadas muchas plantas que en las primeras son perennes o vivaces, en las segundas se hacen anuales, es decir, que sembrándolas todos los años puede conseguirse un buen producto durante todo el buen tiempo; así sucede con muchas plantas de adorno, como las margaritas, dalias, balsaminas, etc. , con varias leguminosas, con el melón y casi todas las cucurbitáceas de huerta, y en fin con la patata que, oriunda del Perú y Chile donde vive espontánea, puede hoy día cultivarse desde las Antillas hasta Islandia. Todas estas plantas, si bien en su país de origen viven todo el año y en los templados solamente en las estaciones cálidas, teniendo que renovarse de un año para otro, la verdad es que ya no se consideran ajenas a nuestros climas.

Volver a ACLIMATACIÓN – Inicio