Acueductos romanos fuera de Italia

Entre los acueductos construidos fuera de Italia en la época romana y que subsisten todavía, el más notable es el de Nimes, la antigua Nemausus, de la época de Augusto. El Pont du Gard, como se denomina hoy este acueducto, consiste en tres órdenes de arcos que cruzan el valle del río Gardón. En la hilera más baja, de 171 metros de longitud, hay seis arcos, de los cuales el mayor tiene 25,50 metros de luz y los otros cerca de 20 cada uno. La segunda hilera de 269 metros, se compone de doce arcos, de los cuales seis se corresponden con los inferiores, y en el tercer piso, casi de igual longitud, hay 36 arcos pequeños sobre los cuales corre el agua a unos 49 metros de altura sobre el fondo del valle.

El Pont du Gard no tiene rival por su ligereza y atrevimiento entre las obras de esta clase emprendidas en los tiempos de Roma. En el siglo pasado, el ingeniero Pirot recreció por un costado la hilera inferior para dar paso a un camino.

En Maguncia se ven las ruinas de un acueducto de 5000 metros de largo, que descansaba sobre 500 o 600 pilares. Vense testimonios, parecidos de la ocupación romana en Dacia, África y Grecia. El acueducto de Metz cruza el río Mosela, que en esta parte es muy ancho, conduciendo a la ciudad abundante y excelente agua del Gorse. Desde un gran embalse, en el nacimiento del acueducto, el agua corría por un canal abovedado, de sillería, bastante espacioso para que un hombre pudiera recorrerlo de pie. Otros conductos parecidos recibían el agua después de este puente, llevándola a la ciudad. La obra no tenía más que una fila de arcos; los del centro han cedido al ímpetu del río, pero los demás se conservan en perfecto estado.

Uno de los principales puentes del acueducto de Antioquía tenía 200 metros de largo y atravesaba un barranco estrecho y profundo sobre un muro continuo de 50 metros de altura con un solo vano pequeño en el centro. Encima de él corría la fila de arcos con gruesos y toscos pilares hasta alcanzar la altura total de 60 metros. El acueducto de Espoleto, que actualmente sirve de puente, merece citarse como uno de los primeros ejemplos del empleo del arco apuntado y por pertenecer a los siglos séptimo u octavo. Tiene diez arcos, notables por su elegancia y ligereza.

Volver a ACUEDUCTO – Inicio