Acuarios para crustáceos

Estos acuarios deben formarse de modo que tengan el fondo muy pedregoso, por todas partes lleno de grutas, capaces y cómodas para el albergue de los animales que van a contener.

Como estos son muy voraces, deben mantenerse las pequeñas especies separadas de las de gran tamaño, lo cual se consigue, dando al acuario de crustáceos un conjunto de escabrosidades tal, que pueda haber entre ellas recipientes parciales con una playa de arena ligeramente cubierta de agua donde los animales puedan salir a solazarse.

Las especies pequeñas más adecuadas para acuario son: la pulga de mar (Caprella acuminifera), de cuerpo parecido a un esqueleto, que vive siempre entre algas marinas; los langostines o gamaros, que destrozan la madera; los tálitros saltadores (Talitrus saltator) que abundan en las playas arenosas, donde saltan con extraordinaria fuerza, y son tan voraces que se devoran unos a otros cuando el hambre les acosa; las lisianasas, parecidas a los tálitros por las formas de sus patas; las esquiras o galeras, llamadas también mil patas, que apetecen las grandes profundidades; la filozoma clavicornia (Phillozoma clavicornis), curiosísimo crustáceo, de cuerpo completamente transparente y hermosos ojos de color azul; el camarón sierra, notable por sus magníficos colores, exige compartimiento especial en los acuarios, pues persigue y devora los demás crustáceos más pequeños; el pinótero guisante (Pinnotherus pisum), de color rojizo, es también muy a propósito para los pequeños acuarios, tanto por su reducido tamaño que alcanza poco más de un centímetro, como por la singular costumbre que tiene de contraerse, haciéndose el muerto cuando algún peligro le amenaza; es también crustáceo muy a propósito para acuarios de reducidas dimensiones, el hipólito variable (Hipolitus varios), de brillantes y variados colores; la lismata de cola sedosa (Lysmatas), el cangrejo español (Portonos velutinus), y otros muchos.

Como especies curiosas entre los grandes crustáceos, se encuentran también en los acuarios la manta marina (Squilla mantis), de hermoso color blanco anacarado, con reflejos azules y morados, patas verde mar y ojos de precioso matiz verde dorado; tiene un cuarto de metro de longitud y se oculta entre las grietas y grutas de los fondos; la langosta de mar (Homarus vulgaris), que necesita recipiente especial en fondo pedregoso y amplias cavernas en atención a su tamaño; el Cancer paguros, gran crustáceo, de unos tres kilogramos de peso y dedos negros guarnecidos de tubérculos; se buscan también los cangrejos arañas o centollas por sus extrañas formas y la maya esquinada (Maia squinatum), por el raro aspecto de su cuerpo completamente erizado de espinas.

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