Pueden ser permanentes o temporales. Las permanentes no son en realidad actitudes propiamente dichas, pues no emanan de movimientos fisiológicos. Las deformidades del sistema óseo determinan dos clases de actitudes.
1° La primera clase comprende aquellas desviaciones o inclinaciones en un sentido en que no se efectúan movimientos fisiológicos, tales como las luxaciones y las posiciones anormales dependientes de la deformación de los huesos.
2° La segunda clase comprende actitudes posibles en el estado fisiológico, y que siendo anormales por su figura, no pueden desaparecer inmediatamente por un acto fisiológico: tales son casi todas las rigideces y posiciones viciosas determinadas y mantenidas por la retracción de los músculos y de los ligamentos en tanto que no han cambiado la forma ni las relaciones óseas.
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