Aclimatación de los europeos en las islas africanas

El clima africano ha devorado todas las emigraciones europeas en tiempos antiguos; vamos a ver si ocurre lo mismo en la época moderna.

Parece que Santa Elena, la Reunión, Isla Mauricio y algunas otras islas permiten la aclimatación de los europeos, aunque faltan datos precisos y demostrativos. La mortalidad en Santa Elena, isotérmica con Lisboa, aunque de temperatura más igual (máx. 19°, mín. 14°), es muy débil (11 por 1.000) para las guarniciones inglesas. Lo mismo ocurre con las islas Mauricio y de la Reunión (mortalidad de la guarnición en Mauricio 22 por 1.000, en la Reunión 20 por 1.000).

Houdin dice, en su Geografía médica, que según el Dr. Iván, en el interior de la isla de la Reunión existe una población notable, descendiente de los primeros colonos franceses, sin cruzamiento alguno, que viven lejos de las ciudades, en la parte alta y central de la isla donde se perpetúan hace más de dos siglos, bajo la influencia de uno de los climas más salubres del universo, gozando de la temperatura fresca y constante de las montañas. Pero, en contra de estas impresiones optimistas, el movimiento general de la población de la isla está lejos de ser favorable y las defunciones exceden siempre con mucho a los nacimientos, aunque, confundidos en la estadística criollos, negros y asiáticos, no se puede determinar nada seguro respecto a la población europea.

En las islas Mayote, Santa Maria, Nossi-Be, próximas a Madagascar, las guarniciones francesas que van desde la Reunión apenas pueden permanecer un año, y en este tiempo cada hombre entra en el hospital ocho veces por término medio. Si permaneciesen más tiempo desaparecerían rápidamente, pues la mortalidad aumenta sin cesar. La población civil europea es diezmada por las fiebres perniciosas y si permanecen en el país son dominados por la caquexia palúdica. Los indígenas malgaches, que resisten mejor, dominados por el paludismo y anticipadamente decrépitos, son raros los que viven más de cuarenta años.

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