Aclimatación de los europeos en Islandia

En las regiones frías y más aun en las regiones polares la rareza de la población es un hecho general, que parece depender, no tanto de la escasez de las subsistencias como de la gran mortalidad de los recién nacidos, lo que constituye un indicio de la dificultad para vivir; así en San Petersburgo las defunciones exceden constantemente a los nacimientos.

La Islandia nos marca el término de aclimatabilidad de la raza blanca. Parece cierto que desde algunos siglos su temperatura disminuye, y su población escandinava se rarifica constantemente. De 100,000 habitantes se ha reducido a 73,000. Las mujeres son muy fecundas, pero casi todos los recién nacidos sucumben en los primeros años, y aun los adultos parecen tocados de cierta degeneración.

Al contrario los esquimales viven perfectamente, contrastando su vitalidad con la lánguida vegetación de los islandeses. El noruego, pues, trasplantado a Islandia es exótico a pesar de los siglos trascurridos.

Si la temperatura de Islandia ha disminuido notablemente desde los siglos xii y xiii, según afirma el almirante Lowenorn, resultaría que el organismo ario no ha podido acomodarse a un descenso gradual de algunos grados efectuado en el curso de algunos siglos. Pero si no es exacta la afirmación del almirante danés, tendríamos que una raza ha podido prosperar, multiplicarse, ofrecer la imagen perfecta de la aclimatación, y que después, andando el tiempo, la acción del clima, por largo tiempo insensible, se ha manifestado por la debilitación general que domina hoy a la población aria de la Islandia.

Este hecho parece concordar con lo que generalmente se observa con los meridionales trasplantados a climas rigurosos. Se sabe por Larrey que los españoles y los italianos sufrieron menos y sucumbieron en menor número que los franceses y los alemanes en la retirada de Rusia cuando el termómetro hubo descendido a -30°; pero estos mismos meridionales andando el tiempo parecen perder la resistencia al frío, que les impresiona dolorosamente y les hace desear el regreso a sus benignos climas.

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