En los Estados Unidos del Norte, casi isotérmicos con Francia, como los blancos trabajan por sí mismos, la filantropía ha sido posible y la esclavitud fue abolida. El negro libre muere más pronto en estos Estados; pero hay que tener en cuenta para determinar el valor de este resultado, la atmósfera de miseria y de desprecio que envuelve al negro en los Estados Unidos.

El yankee aborrece igualmente la esclavitud y el esclavo, a la inversa de los españoles a quienes la esclavitud no repugna tanto, que no tienen ninguna preocupación, ni aversión instintiva contra la raza de color y entre los que las mulatas alcanzan éxito.

En los Estados Unidos del Sur, isotérmicos próximamente del Norte de África, el blanco no soporta el trabajo corporal, el negro es necesario y la esclavitud ha sido mucho tiempo su dogma. La mortalidad, según nos enseña el Dr. Nott, era horrible entre los negros que cultivaban el arroz y sobre todo el algodón y el azúcar. Pero cuando se extendieron estos cultivos y suprimida la trata hubo que pensar en la reproducción de la fuerza de trabajo; origen del capital, entonces se cultivó al negro, y sobre todo a la negra, se cuidó de su alimentación, de la crianza de sus hijos y se llegó hasta el sacrificio más duro para el capitalista, se moderó el trabajo. 400.000 negros fueron importados hasta 1808, fecha en que cesa la importación y a 4.000.000 ascendía la población negra en los Estados del Sur en 1865, antes de la guerra.

No el clima, sino las condiciones artificiales de vida, son las que determinan el incremento o la disminución de las razas negras en los climas cálidos. A lo que no resiste el negro, como ninguna raza, es a la esclavitud franca.

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