Acción geológica del vapor de agua y el nitrógeno del aire

El vapor de agua, además de ayudar poderosamente a la acción de los otros elementos químicos del aire, obra también como fuerza puramente física. Introduciéndose por entre los intersticios y poros de las rocas y congelándose después en los grandes fríos, las cuartea y hiende por todas partes.

En efecto, como el agua al solidificarse aumenta con 1/16 su volumen, dilatándose con una fuerza que nada resiste, puede considerarse cuales pueden ser los efectos de este agente al actuar de esta manera sobre las altas y peladas rocas de las montañas.

El nitrógeno ejerce su acción de un modo distinto de los demás elementos del aire. Su influencia geológica directa es pequeña, porque libre no suele tomar parte activa en las transformaciones de los terrenos de cristalización.

Sus funciones se ejercen más bien sobre las tierras propias para la vegetación, y esto se comprende. Sólo en estas tierras es donde se encuentran las condiciones apropiadas a la acción de aquél. En efecto, el nitrógeno, por efecto de las combustiones lentas que tienen lugar en las tierras ricas en mantillo o en sustancias orgánicas en descomposición, o bien por la influencia de las sustancias porosas, se combina lentamente con el oxigeno y el hidrógeno constituyendo productos que, como el amoníaco y el nitrito amónico, son solubles en las aguas y asimilables por las plantas, y aptos por otra parte para entrar en reacciones químicas con otros cuerpos.

A veces este amoníaco y nitrito amónico se forma en la atmósfera por la acción de la electricidad y su acción se suma con el producido según antes se ha indicado y con el que naturalmente se encuentra siempre en la atmósfera, pero su acción sobre los terrenos de cristalización será nula o insignificante.

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