Acción geológica del oxígeno y el ácido carbónico del aire

Los fenómenos de oxidación, aunque limitados a la superficie, son muy frecuentes. Oxídanse loa metales, los sulfuros y los carburos, produciéndose multitud de compuestos que a su vez reaccionan, bien entre sí, bien sobre otros cuerpos de la corteza terrestre, con lo cual se producen muchas metamorfosis.

La oxidación de los sulfuros, produce sublimaciones de azufre y ácido sulfúrico que unas veces arrastrado por las aguas otras inmediatamente, produce formaciones yesosas y de alumbre, u otros sulfatos más o menos complicados y desprendimientos de ácido carbónico; provoca la solubilidad de algunas sales, come son los fosfatos, v: gr. el de cal, facilitando así su absorción por las plantas.

El oxígeno actúa también sobre las sustancias orgánicas en descomposición contribuyendo a la formación del mantillo, humus o tierra vegetal, produciendo combinaciones estables solubles, con el carbono, al azufre, el fósforo, el nitrógeno, y contribuyendo así poderosamente a la vegetación y a las transformaciones sucesivas de la superficie del globo.

El calor, la humedad, y la presencia de otros cuerpos, como el ácido carbónico, influyen mucho en estas acciones del oxígeno, siempre complejas, según se ha repetido tantas veces.

El aire disuelto en las aguas, que asciende a cantidades respetables y es más rico en ácido carbónico y en oxígeno que el normal, ejerce todas estas acciones con una intensidad mayor aún. Las calizas se transforman en bicarbonatos y son disueltas, para depositarse después en otros sitios si las circunstancias hacen desprenderse el ácido carbónico, y si estas calizas estaban formando el cemento de granos arenosos conglutinados formando los asperones, estos se disgregan y son también transportados y contribuyen a formar otros terrenos.

En general puede decirse que el oxígeno y el ácido carbónico disueltos en las aguas son poderosos agentes de disolución de infinidad de sustancias que arrastradas y transportadas después por aquellas, dan, al mezclarse con otras y depositarse, propiedades preciosas a los terrenos haciéndolos aptos para determinadas especies vegetales.

También se comprende que si estas masas disgregadas o disueltas forman la base y el asiento de otras sobre las que aquellos elementos no ejerzan inmediatamente su influencia, estas masas, faltas de cimiento, se desquiciarán, derrumbándose y cuarteándose, produciéndose con esto trastornos que pueden llegar a tener gran trascendencia, como por ejemplo, variar el curso de las corrientes de agua, y la temperatura y dirección de los vientos, la ruptura de diques que ocasionen el desbordamiento de lagos o pantanos inundando unas comarcas y desecando otras.

Otras veces esta acción de las aguas por el aire que llevan disuelto produce la denudación de ciertas rocas y acumulación sobre otras de los elementos separados a las primeras, produciéndose así fenómenos de incrustación y de disgregación aumente curiosos.

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