Figura, color, sabor y olor que en la Eucaristía quedan del pan y del vino después de la consagración.
Santo Tomás y todos los teólogos discípulos de Aristóteles llaman accidentes absolutos a los accidentes sin sujeto, porque sostienen que en la eucaristía los accidentes existen por un efecto del poder divino.
Otros teólogos no admiten la teoría de los accidentes absolutos y quieren que en la eucaristía los accidentes conserven su substancia convertida sacramentalmente en cuerpo de Jesucristo.
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