Academias en Italia

Pero la patria de las Academias modernas en el sentido de sociedades de doctos, después de Alejandría, donde los griegos tenían en el Museo una importantísima, es la Italia. Las tres más antiguas Academias se fundaron en Florencia, Nápoles y Roma. Cuando floreció de nuevo la ciencia en Occidente, después de la toma de Constantinopla por los turcos, se formó un círculo de doctos, de la escuela de Platón, en Florencia, bajo la protección de Cosme de Medicis, y estableció en 1470 una Academia platónica, entre cuyos hombres ilustres se contaron Ficini, Alberti, Juan Cavalcanti, Angel Poliziano y Juan Pico de la Mirandola. Esta Academia, después de la muerte de Cosme, continuó bajo la protección de Lorenzo el Magnífico, pero se disolvió hacia el año 1521 después de la mueras de Ficini. Por el mismo tiempo, quizá algunos años antes, en la corte de Alfonso y de Nápoles se reunió una numerosa sociedad de doctos, bajo la presidencia de Antonio Beccadelli, a la cual pertenecieron Lorenzo Valla, Bartolomé Fazio y Juan Pantano. De éste ultimo tomó el nombre de Academia pontaniana, y su principal objeto era propagar el buen gusto clasico.

A la academia de Nápoles sucedió hacia 1498 la Anticuaria de Roma, cuyo fundador fue Julio Pomponio Leto, el astrólogo, y su objeto principal la investigación de las antigüedades de Italia. También ésta como la anterior tuvo relaciones en el extranjero; pero habiendo sido condenados como herejes algunos de sus miembros por el Papa Paulo II, hubo de retirarse de la publicidad; vivió como sociedad secreta hasta 1550, y después fue restablecida en 1742 en tiempo do Benedicto XIV.

De mayor importancia para el desarrollo de la lengua y literatura italiana fue la Academia de la Crusca (propiamente Academia del Salvado, porque trataba de purificar el idioma separando el salvado de la harina). Fue fundada por el eminente poeta Grazzini en octubre de 1582 en Florencia, y su más importante obra fue el Diccionario de la Crusca, impreso en Venecia en 1612.

A ejemplo de esta Academia, en los dos últimos siglos se fundaron otras en todas las naciones civilizadas con el objeto de propagar los conocimientos científicos. Hay otras varias muy notables y antiguas en Italia. En Florencia lo es también la del Cimento, fundada en 1657, para el estudio de las Ciencias físicas. En 1690 fundó en Roma Juan María Crescimnbeni la titulada de los Arcades, con objeto de combatir el mal gusto literario, sobre todo en poesía. Los individuos de ella toman nombres bucólicos. A ella perteneció Moratin, lo que no le impidió burlarse de los Cinocéfalos. Existe también la de los Lincei (los Linces). El actual Pontífice León XIII, ha creado en Roma la Academia Tomista para el estudio de la Teología y Fisolofía de Santo Tomás.

Volver a ACADEMIA – Inicio