En nuestra península se encuentran varios de dichos abrigos, sobre todo en la región mediterránea, en las laderas y escarpes del terreno cretáceo, allí muy desarrollado, pudiendo citar como tipo el descubierto en la provincia de Valencia, entre la ciudad de Játiva y el pueblo de Bellús, en la ladera de la llamada Serragrosa, que pertenece al terreno cretáceo, no lejos del nacimiento del manantial cuyas abundantes y excelentes aguas abastecen aquella ciudad y riegan su hermosa vega.

La topografía de aquel abrigo, llamado Coya negra por las gentes del país, es algo parecida a la de Bruniquel, pues se encuentra a poca altura, unos quince a veinte metros sobre el nivel del río Albaida, en situación verdaderamente deliciosa, asemejándose también en cierto modo, por las objetos allí encontrados, entre los cuales, como propiamente característicos, deben mencionarse bastantes cuchillos, huesos y dientes del caballo primitivo, de algún ciervo y de otros mamíferos, todo ello enterrado en un depósito natural producido por la lenta y secular descomposición de la roca, pero suelto y de una tenuidad tal que hasta cierto punto impedía la exploración y busca de objetos por el polvo molesto que se levantaba al menor movimiento de las manos solas o de los instrumentos que por fuerza tenían que emplearse.

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