Abonos naturales animales

En este grupo, deben incluirse, la carne, despojos y sangre de animales muertos; los huesos; los cuernos, pezuñas, plumas, lana, pelo etc. el excremento humano o feota, la sirle, el guano, la palomina, gallinaza, etc.

Carne y despojos. Los desperdicios de los mataderos son, por lo general, escasos y caros para los usos agrícolas, o son adquiridos por empresas que operan en grande escala para efectuar con ellos todos los aprovechamientos posibles y destinar los residuos a la fabricación de abonos industriales. Sin embargo, el labrador puede aprovechar, todos los despojos y restos de animales que lleguen a sus manos a poco precio, desecando-los, dividiéndolos lo más posible o pulverizándolos y mezclándolos con grandes cantidades de paja o cualquier otra sustancia vegetal que haya servido de cama a los animales.

Los huesos molidos y quemados o sin quemar son, sin disputa, uno de los más útiles abonos de que puede disponer el cultivador. Este abono dura en la tierra, según los casos, de 10 a 20 años: en los dos primeros es cuando se echan de ver mejor sus efectos. Quemados, deben considerarse solamente como abonos fosfatados, y sin quemar como abonos fosfatados y nitrogenados. En uno y otro caso, después de pulverizados se emplean en las formas que más adelante se indican al hablar de la fosforita.

Los cascos, las pezuñas y las astas de los animales constituyen un abono muy rico en nitrógeno, según ya se indicó; pero muy rara vez se emplean para este uso, porque la industria los utiliza con más ventajas en otras cosas. Sin embargo, cuando pedazos inservibles de esas sustancias, o sus desperdicios son empleados como abonos, y después de extendidos en el terreno se cubren con una capa de tierra removida, producen efectos asombrosos en los plantíos de vides, oliva, morera, etc., etc. Algo parecido a esto, si bien con menos resultados, puede decirse de la pluma, la cerda, el pelo, la borra de seda, de lana, etc.

La pluma que, por motivos cualesquiera pierde para el industrial su valor en venta, es usada como abono, en la proporción de 40 hectolitros por hectárea destinada a la producción del trigo. Los labradores alsacianos la usan hace ya mucho tiempo. La lana es asimismo un abono excelente, sobre todo en los veranos muy secos; pero lo elevado del precio hace imposible que sea usada en grande escala. Los agricultores franceses usan bastante este abono; y en las plantaciones de lúpulo se emplea también en Inglaterra.

Los residuos de pellejerías y de fábricas de cola, mezclados con estiércoles, con vegetales y con tierra, son también excelentes abonos.

Palomina. Denomínense así los excrementos de las palomas y pichones; recogidos en los palomares. Ofrece en su composición alguna analogía con el guano, pero posee menos materias nitrogenadas y en combinaciones diferentes que disminuyen su actividad. Sin embargo, debe emplearse con precaución para evitar su perniciosa acción sobre las plantas, cuando se aplica con exceso o en terrenos secos. Contiene por término medio 10 por ciento de agua y 8 por ciento de nitrógeno. Debe someterse a una preparación análoga a la indicada para el guano y emplearse a la dosis de 1 500 a 2 000 kilogramos por hectárea. La gallinaza o sea el excremento de la gallina y demás aves de corral, tiene propiedades análogas a la palomina, composición semejante y se aplica de la misma manera.

La sirle es el excremento sólido del ganado lanar. En su estado normal contiene un 68 por 100 de agua y poco más de uno por ciento de nitrógeno. Es abono muy enérgico que conviene especialmente en los terrenos arcillosos y fríos. Puede distribuirse sobre el terreno o desecarse y pulverizarse previamente para facilitar su diseminación y asimilación. Sin embargo, el medio más general de aplicar este abono es el redileo o majadeo, que consiste en mantener durante algún tiempo el ganado lanar en un espacio limitado por redes, con objeto de fertilizar .1 suelo por medie de las deyecciones sólidas o líquidas de dichos animales. En vea de redes, también se suelen emplear vallas ligeras de madera que se fijan en el terreno por medio de piquetes. La época general para el majadeo es desde abril hasta los primeros fríos de otoño. Cuando se trata de abonar una tierra por este procedimiento, debe darse antes y después del majadeo una ligera labor para que el suelo se impregne fácilmente de las deyecciones líquidas y enterrar los excrementos sólidos, porque si no, perderían en la atmósfera la mayor parte de sus principios fertilizantes. Los terrenos a los que más conviene este sistema de abono son los sueltos o ligeros y puede abonarse cada noche, por término medio, un metro cuadrado por cabeza de ganado lanar.

El guano es un abono muy activo que se encuentra formando grandes depósitos superficiales en algunos puntos de las costas del Perú 1 islas próximas. Su origen es debido a la acumulación durante largas épocas de excrementos de aves marinas y particularmente de las llamadas guanaes, junto con despojos de las mismas aves y de peces. Es en rigor, pues, el guano un abono mixto en el sentido de que se compone de materias orgánicas y materias minerales, y un abono casi completo porque ofrece a las plantas los tres elementos principales que busca el agricultor, cuales son nitrógeno, fósforo y potasa, bajo formas de compuestos asimilables en disposición tan ventajosa como no la presenta ningún otro abono. En España se emplea principalmente en las provincias de Valencia y Barcelona, habiéndose importado en España en un solo año (1869) hasta 36 000 toneladas del referido abono. Se clasifican los guanos en amoniacales y fosfatados según sean ricos en nitrógeno o en ácido fosfórico. Los guanos amoniacales contienen de un 10 a un 12 por 100 de nitrógeno y los fosfatados un 50 por ciento como mínimo de ácido fosfatoso. Para emplear esta materia fertilizante, se reducen a polvo grueso las masas o concreciones que presenta, lo cual facilita la distribución y regulariza sus efectos, extendiéndolo después di- rectamente mezclado con diversas sustancias como yeso, tierra seca, etc. La cantidad en que se aplica por hectárea es de 250 kilogramos para los cereales y de 400 y 500 para las plantas de huertas y praderas artificiales. El guano es sin duda alguna el abono más enérgico de todos los que se usan. Conocido y empleado desde hace muchos siglos en el Perú y en Bolivia, comenzó mucho tiempo después a generalizarse en Europa, y en tales términos que es de presumir que muy pronto queden agotados los depósitos de guano natural hasta hoy conocidos, lo cual ha hecho pensar en producirlo artificialmente, y efectivamente son muchas las fábricas que con el nombre de guano artificial, expenden productos de composición más o menos semejante a la de los guanos naturales.

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