Abades regulares

Los hay de varias clases: generales, particulares, titulares e in partibus.

El abad general es el superior de todo un orden monástico, como los de Monte Casino y el Cister con jurisdicción sobro varias abadías.

El abad particular sólo tiene a su cargo una abadía, y está subordinado a un abad general.

El abad titular no tiene abadía ni comunidad bajo sus órdenes.

El abad in partibus es aquel cuyo monasterio se halla en tierra de infieles. También suele ser nombrado así el que ha obtenido por breve especial un título por razones cualesquiera.

En la Iglesia de Oriente había también abades ecuménicos (universales) y abades cardinales.

Los abades regulares pasan a ser honorarios cuando, conservando categoría y honores, se ven obligados a dejar el servicio por causa de edad por achaques de salud.

Las abadías benedictinas, conforme de su origen oriental, han sido siempre independientes en su gobierno interior; pero en la Edad Media se concedió una especie de superioridad de honor a la Casa-Matriz de Monte-Casino, cuyo abad fue denominado el abad de los abades.

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